Cuando empezó a producirse hace más de cuarenta años tuvo que satisfacer 16 páginas de especificaciones militares. Y pese a competir en un mundo de puestos de trabajo cada vez más informatizados y con mayores opciones digitales, el bolígrafo Skilcraft -caballo de batalla para toda la burocracia del gobierno de Estados Unidos- ha demostrado tener una llamativa longevidad. Sus usuarios públicos aprecian la simplicidad funcional de un instrumento de escritura que a través de su punta retractable con un "click" no hace más que recordar cada día las dificultades para decir un adiós definitivo a la cultura de la tinta y el papel.
No abulta mucho, es de color negro tanto por fuera como en su tinta y su única concesión a las piruetas estéticas del diseño son cuatro arandelas plateadas en el centro. Su nombre, todo en mayúsculas, aparece grabado en la parte inferior junto a su principal mercado: "Skilcraft-U.S. Government". Y cada año se fabrican varios millones de unidades consumidas en toda clase de oficinas oficiales, el servicio de Correos y también las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, que consideran a su tradicional bolígrafo tan poderoso como otras armas.
El boli en cuestión es especialmente popular con los militares del Pentágono.Para empezar su tamaño reducido permite llevarlo en los bolsillos de uniformes sin ser visto. En un apuro, los pilotos de la "Navy" se dice que lo pueden utilizar para medir el equivalente a 150 millas náuticas en sus mapas de vuelo. Y en situaciones de emergencia se supone que serviría para improvisar una traqueotomía. Aunque en su encarnación primaria, como herramienta para escribir en situaciones poco ideales, ha acompañado a los soldados americanos por todo el mundo, desde Vietnam hasta Afganistán.
El boli en cuestión es especialmente popular con los militares del Pentágono.
Los estrictos requisitos de calidad exigidos inicialmente para el Skilcraft son cumplidos todavía hoy, a pesar del final de la Guerra Fría y la ausencia de un enemigo colosal como la Unión Soviética. Ya que el bolígrafo debe ser capaz de escribir sin interrupción el equivalente a una línea de 1,6 kilómetros de longitud. Además de funcionar a temperaturas que oscilen entre los 70 grados Celsius de insoportable calor hasta un frío siberiano de 40 grados bajo cero. Incluso debe ser capaz de retener una parte de su tinta después de haber pasado 48 horas sumergidos bajo el agua.
Con todo, el gran secreto de estos bolígrafos es que han sido siempre producidos y ensamblados por una institución sin ánimo de lucro (National Industries for the Blind) creada en 1938 para ofrecer algunas oportunidades de trabajo remunerado para los ciegos americanos. Dos fábricas situadas en Wisconsin y Carolina del Norte se encargan de satisfacer la ingente demanda de la burocracia federal de estos boligrafos, con un volumen de ventas anuales estimado en más de cinco millones de dólares. Aunque también se sirven pedidos a particulares a través de Internet en cajas de doce, a unos sesenta centavos la unidad.
Ronald Reagan solía decir que las nueve palabras más espeluznante del inglés americano eran: "Yo soy del gobierno y estoy aquí para ayudar". Y es bastante probable que el hipotético funcionario de Estados Unidos que ahora se presente repitiendo esa consigna tenga a mano un bolígrafo Skilcraft. Ya que el 60 por ciento de toda la producción es adquirida por el Departamento de Defensa. Aunque los Ministerios de Agricultura, Comercio y Justicia son también grandes clientes. Al igual que el servicio de Correos que al año compra 700.000 unidades.
Según explicaba recientemente uno de los encargados de la fabricación de Skilcraft, Richard Oliver, su producto "es la Coca-Cola de los bolígrafos, todo el mundo lo reconoce". Con el mérito de ser retractable, recargable, duro, barato y, sobre todo, capaz de escribir en cualquier situación, clima o lugar. Incluida la Casa Blanca.
Más servicio que estilo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu interés